PLATEA NORTE
TEATRO
UBÚ REY, UNA SÁTIRA CONTRA EL PODER
ARMANDO ARTEAGA
El teatro, como todas las cosas
de la vida, va cambiando en cada época, por temporadas y para todos los gustos,
tanto.., por parte de los productores, directores y actores: desde el estreno
de un abanico diverso de obras, como también, por la respuesta positiva del público en general.
Por mi parte, yo creo que son los espectadores que asisten a las salas los que deben mandar.
El precio de las entradas corrige niveles de acercamientos. Siempre
sobrevive la pasión por el buen teatro. Nunca olvidar que el teatro es sobre
todo un espectáculo, un suceso cultural muy humano. El verano limeño
calienta, y la agenda teatral va fría
todavía con obras sosas, sintetiza el momento con un embotellamiento “light”
dentro de un tránsito de realizaciones discursivas fáciles que no logran convencer a un exigente público
interesado. Por eso, no deja de
sorprender encontrar en la cartelera la puesta en escena de “Ubú Rey” del
francés Alfred Jarry (1860-1907), en la
A.A.A. (Asociación de Artistas Aficionados), en el Centro de Lima.
“Ubú Rey” (1896), es una sátira
contra el arte teatral de su época, un texto pionero del teatro moderno que
camina de un extremo a otro, una ruptura con la dramaturgia tradicional, con el
realismo convencional, una innovación de la vanguardia francesa que entusiasmo
mucho a los surrealistas. Alfred Jarry es considerado un precursor por el movimiento
surrealista, que tanto entusiasmo a Jean Arp y René Char, y más tarde a Julio
Cortázar. El automatismo del “texto” de
Alfred Jarry, lleno de “espontaneidad”, que desborda la imaginación y la subordinación
de los mecanismos racionales a esa “espontaneidad”, contra la lógica de las cosas,
construyen un humor subversivo también contra el mundo social establecido,
sórdido, y anquilosado. Visión que sirve más tarde para el desarrollo del
“teatro del absurdo” de Antonin Artaud.
La puesta en escena del “Ubú Rey”
de la A.A.A. que dirige Percy Velarde, no es una simple actitud mimética, su vehemencia desprecia lo formal, el
“pasatismo” de lo histórico: postula el tiempo pasado como actual, nada cambia,
todo es igual en esta realidad. Por eso adopta el juego lúdico y el lenguaje de
lo “clow”. El poder corrompe, es una locura que nace de la codicia de lo
individual. El poder engendra todo tipo
de totalitarismos. Jarry se rebela contra todo. La omnipotencia del poder de Ubú es siempre
ridícula.
Es cierto que el teatro hace de
lo invisible un suceso visible. El teatro peruano ha retrocedido mucho, en
todo. Hace cinco décadas se estrenó
en Lima este obra “Ubú Rey” de Alfred
Jarry, en una Carpa de Circo, en la
Concha Acústica del Campo de Marte, con
(el TUNI) un grupo del teatro universitario de la Universidad Nacional de
Ingeniería, con la dirección nada menos de Atahualpa del Cioppo, el famoso
director uruguayo. El -entonces- joven
Jorge Chiarella hizo las partituras musicales de la obra “farsesca”. La
dubitación del tiempo reduce a cenizas cualquier comentario y menos ninguna
comparación. Algo le debe haber pasado a
un país, a una comunidad, para retroceder tanto. En una mirada a vuelo de
pájaro sobre la experiencia teatral de
la historia de un país cuando uno se encuentra ante una catástrofe, las
preguntas celestes son ¿Qué nos pasó,
Peter Brook? ¿Por qué nos abandonamos
tanto? ¿Por qué este “desencanto” mío a
la salida de una obra teatral en una sala limeña?.
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