Saturday, June 04, 2016

LA ESCENOGRAFIA TEATRAL COMO UNA EXPERIENCIA ICÁSTICA

ENTREVISTA A ARMANDO ARTEAGA:

LA ESCENOGRAFÍA TEATRAL  COMO UNA EXPERIENCIA ICÁSTICA (1)

Por Nuria Gómez de la Torre*






Gómez de la Torre: ¿Cómo empezó en usted este tema de la escenografía teatral?

Arteaga: Empezó como una tarea complementaria al desarrollo de mis estudios de arquitectura, y más tarde se hizo algo vital en el trabajo practico de la arquitectura. Resulta que un día de esos tiempos inquietos, posiblemente el año 72,  Hugo Salazar del Alcázar (amigo, poeta, que estudiaba arquitectura como yo) me pidió que hiciera una conferencia para sus alumnos y compañeros de un taller de arquitectura de la Universidad Ricardo Palma.  Para suerte nuestra, en ese taller había un grupo muy interesado en los temas del teatro, del espacio teatral.  Habían estudiado muy bien los aportes de La Bauhaus, y ya estaban  
leyendo a Brecht  y a Piscator.  Me pidieron discutir la relación entre teatro y política, pero desde la visión académica de la iconografía escenográfica y desde nuestra perspectiva de estudiantes de arquitectura. Ellos tenían en ese momento como referente bibliográfico el libro “Investigaciones sobre el espacio escénico” de Juan Hormigón.



“Lazarus Laughed” de O´Neill/ Boceto de Armando Arteaga


Todos allí éramos estudiantes de arquitectura de la UNI, de la Ricardo Palma, de la UNSA… pero también habíamos pasado por la experiencia de lo teatral.

Yo había estudiado en el Club de Teatro de Lima (cuando quedaba en el sótano del cine Le Paris, en la Colmena) con Reynaldo D´Amore, un maestro de primera, director y actor argentino venido desde la experiencia de los tiempos teatrales de Sebastián Salazar Bondy, de la apertura de la agrupación  Espacio, y del social progresismo. Había puesto obras importantes con el Teatro Hebraica, además era un seguidor y divulgador de las ideas de Stanivlaski. Toda esa experiencia mía fuera de la universidad, se complementaba con mi otra experiencia en la FAUA del TUNI, “algo brechtiana”, debida al “distanciamiento brechtiano” que enseñaba  Atahualpa del Cioppo.  Por mi participación estudiantil, de asistencia teatral, con  el maestro uruguayo, que era un vanguardista nato, había puesto en escena en una carpa de circo en la Concha Acústica del Campo de Marte, "Ubú Rey", la obra de Alfred Jarry.

Gómez de la Torre: ¿Entonces su experiencia viene del teatro universitario?

Arteaga: Se podría decir que sí. Aunque yo ya tenia otras inquietudes;  en ese momento andaba más interesado por el cine, pero Hugo Salazar del Alcázar, que era muy amigo mío, un joven muy inteligente y de una cultura amplísima, me convenció de seguir juntándonos para hablar de “espacio teatral”.  Tuvimos  muchas reuniones de café y tertulias literarias donde siempre estaba presente nuestro interés por el espacio escénico; así que, siempre que podíamos nos juntábamos para retomar este tema de la problemática de la escenografía teatral, aunque lo cierto fue que terminamos haciendo revistas de arquitectura y de literatura





“Los Ruperto” de Juan Rivera Saavedra/ Boceto de Armando Arteaga

También recuerdo esos tiempos con Wiley Ludeña, otro amigo importante de aquellas hazañas de estudiantes. El grupo de Hugo y Wiley,  donde también solía activar y aparecer ciertas tardes Percy Valencia (con Eduardo de Piérola hicieron la escenografía de “Cuanto cuesta el hierro”, una obra de Brecht, que dirigió Arturo Nolte, con el TUNI), tenía una experiencia muy amplia.  Habían participado en un encuentro teatral con campesinos en Andahuaylas, así que ellos dominaban el tema del teatro como un problema didáctico.






“La Orestia” de Esquilo/ boceto de Armando Arteaga


Gómez de la Torre: La tendencia viene entonces específicamente de un grupo de estudiantes de arquitectura que estaban interesados por los problemas del “espacio teatral”, en un momento de conflictos sociales en el país.

Arteaga: Claro, era algo demasiado académico, pero todos teníamos practica política, por nuestra cultura, éramos inquietos porque creíamos que la arquitectura era una ciencia social, o una técnica (de carácter social).  De eso habla en su libro "Arquitectura para una ciudad fragmentada", Elio Martucelli,  quien ha dedicado unas páginas a la revista Tramma, que era de asuntos de arquitectura y urbanismo.  Hugo y yo estábamos interesados en temas más específicos como el teatro y el cine,  por lo que ambos terminamos haciendo critica teatral y critica de cine en periódicos y revistas.  Teníamos  capacidad para lo del espacio teatral, éramos geómetras, manejábamos el dibujo y la perspectiva, el diseño, la geometría descriptiva... pero nos faltaba tiempo para ponernos a hacer cosas especificas, éramos dispersos también, pero en fin, de allí  viene esa parte dedicada por nosotros al interés por el teatro, y la escenografía teatral.

Gómez de la Torre: Y resultó estudiando en el Seminario de Saulo Benavente nada menos…

Arteaga: Fue algo de juego lúdico,  del destino.  Un día se aparece Hugo Salazar del Alcázar muy agitado, por los pasadizos de la Facultad y me dice "mañana tenemos una reunión con Silmel Siqueira en El Haití de Miraflores"...  iba a poner en escena “Muerte y Vida Severina”  de Joao Cabral de Melo Neto.  Resulta que Pablo Fernández le había hablado de nosotros dos para ayudarle a armar la  escenografía y las luces para su obra. Pablo Fernández estaba agradecido de la ayuda que le habíamos dado para realizar su escenografía de “Raíces” (de Wesker) en la AAA.  De allí, del Haití, nos fuimos a tomar unos vinos a la casa de Hugo Salazar del Alcazar.  La verdad que Silmel era un personaje que hablaba con una pasión increíble sobre la escenografía,  entonces  nos unimos a Marco Leclere para hacer unas maquetas.  La cosa resultó más fácil a partir de esa experiencia. 

Años más tarde Norberto Testa, un amigo argentino,   me contactó con Saulo Benavente para ir a su "Seminario de Escenografía" en la Universidad de Costa Rica, en 1981.  Fue así que empecé a tomar el tema de la escenografía como algo serio, resultando ser en lo personal,  algo contradictorio entre arquitectura y teatro. Saulo ya era una leyenda de la escenografía argentina, y yo (había hecho un curso de dramaturgia con Vicente Leñero en la Universidad Autónoma de Puebla), ya escribía crítica de cine. La experiencia me resultó un paso importante, no necesariamente un paso más en la vida. 

Después de ese encuentro del Seminario con Saulo Benavente, la cosa fue diferente, me di cuenta que podía hacer algo mayor a pesar de que los grupos teatrales peruanos le corrían al tema del espacio escénico.  Estaban muy imbuidos en el “teatro laboratorio” de Grotowsky, y eso impedía un dialogo sobre espacio teatral.  Yo tiré una patada al tablero, me aislé (con respecto a la actividad teatral limeña), me dediqué más a la critica cinematográfica, lo que al final fue una actividad solitaria, tomada de vez en cuando. 

Muchas veces le mostré mis bocetos a Hugo, y en él había entusiasmo,  hasta hablamos de hacer una exposición colectiva, pero eso no se realizó nunca. Aunque, después,  con ITI-UNESCO de Eduardo Navarro,  me puse a enseñar, a dar lecciones de escenografía teatral.  Pero pronto vino el apagón cultural de Sendero y la dictadura de Fujimori, y todo se opacó de nuevo, en blanco y negro: quedó como algo inconcluso esa falta de color, de iluminación para el teatro peruano. Era imposible hablar de arquitectura de “instalaciones  efímeras” en ese momento, cuando mi entusiasmo volvía  a poner los ojos en el teatro, para hacer escenografía con más profesionalismo.  Aunque siempre he realizado esporádicamente, trabajos para algunos amigos y productoras.




”Amor, Gran Laberinto” de Sebastián Salazar Bondy/Detalle de boceto de Armando Arteaga

Gómez de la Torre: ¿De qué tendencias del mundo académico se siente Ud. más cercano?

Arteaga: No creas que todo era así tan político y social, también nos gustaba la parte formal, tomábamos con mucha admiración “Los fundamentos del diseño” de Robert Guillam Scott.  Para nosotros el diseño era lo más importante.  Antes que lo que te pueda dar la realidad, todo se  transformaba a través del diseño, esa era nuestra herramienta, por eso, en lo que hemos visto en bocetos, en maquetas, en fotografías, y en “mise in scene” de obras teatrales,  en el caso peruano, donde se dan muchas limitaciones para explicar el proceso histórico de la escenografía (no existen casi archivos),  me gustan los aportes de Santiago Ontañón, Alberto Terry,  Santiago Escomel, Remberto Latorre, Marco Leclere, Ricardo Greco, Marcelo Damonte, E.Baananate, Virgilio Velásquez, Luis La Roca, Alberto Yauri, Pablo Fernández, Carlos Padilla, Jorge Guerra, Jorge Málaga, Pepe Corzo, Milagros Ponce de León, Mario Ráez, y Carlos Mesta.  Tal vez estoy olvidando algunos nombres. Algunos pintores que se han acercado a la escenografía teatral son José Sabogal, Víctor Delfín, Carlos Aitor Castillo, y Francisco Izquierdo López, Julio Camino Sánchez, mi profesor del colegio. También recuerdo al arquitecto Victor Pimentel y a Carlos Bernasconi, mis profesores en la Facultad de Arquitectura, al maestro pintor Manuel Ugarte Eléspuru.  Siempre que puedo vuelvo al tema del diseño escenográfico.   Este año hice un curso de iluminación con el profesor argentino  Facundo Estol en la PUCP, fue muy interesante volver a tomar café con jóvenes que estudian escenografía, aunque las cosas han cambiada mucho.  Hoy con los aportes de la tecnología, hay más tiempo para la especulación y para obtener mejores resultados en cualquier proyecto. 




     




(1) Armando Arteaga,  es arquitecto, periodista y escritor.

ESTUDIOS

Realizó estudios  de Arquitectura, Urbanismo y Artes en la Universidad Nacional de Ingeniería-Lima (UNI).  Participó en el Teatro Universitario de la UNI (TUNI) como ayudante de director de escena con Atahualpa del Cioppo; y como diseñador de bocetos y maquetas con Marco Leclere en el Teatro de la Universidad Católica  (TUC-PUCP).   Estudió en el Club de Teatro de Lima  con Reynaldo D´Amore, y con el Grupo “Histrión” con Sergio Arrau.  Estudió cinematografía con Armando Robles Godoy. Estudió en el Taller de Dibujo de Cristina Gálvez.  Estudió literatura dramática con el maestro Vicente Leñero (Universidad Autónoma de Puebla-México).  Estudió escenografía y tramoya teatral en ENSAD (Escuela Nacional Superior de Arte Dramático) con el profesor Remberto La Torre.

TRABAJOS

Trabajó como voluntario bibliotecario e investigador revisando el archivo del profesor  Guillermo Ugarte Chamorro en el TUSM (Teatro Universitario de San Marcos).  Profesor de maquetas, diseño grafico, luminotecnia y acústica,  y de planificación regional,  en la FAUA-UNI-IDESUNI (Universidad Nacional de Ingeniería). Ha participado en la puesta en escena de diversas obras teatrales, y en la dirección de cortometrajes y documentales.  Ha dictado cursos, conferencias y recitales en diversas universidades e instituciones culturales.  Ha publicado libros y  artículos literarios en diversos periódicos del país y el extranjero, lo mismo que en  múltiples blogs en varios idiomas. Ha sido profesor de “Escenografía Teatral”  en Instituto Internacional de Teatro (ITI-UNESCO),  y profesor visitante del curso  “Espacio Escénico” en la Universidad Antenor Orrego (Trujillo),  en la Universidad Nacional del Centro (Huancayo), y en la Universidad de Palermo (Buenos Aires-Argentina).  Ha participado invitado como critico de cine y teatro en varios festivales de cine y teatro  (nacionales e internacionales).   Es editor de la revista Cine indígena Cuaderno de Temas Audio-Visuales. 

PUESTA EN ESCENA DE OBRAS

Ha realizado bocetos, maquetas, planos, asesoría en decoraciones y realizaciones  pictóricas en obras teatrales, entre otras:            

1976 El Fantoche Lusitano
1980 Antígona
1982 La Celestina
1994 La vida es sueño
2001 Casa de muñecas
2004 Woyzeck
2010 La casa de Bernarda Alba




“Esa luna que empieza” de  Percy Gibson Parra/ Boceto Armando Arteaga


*Periodista y escenografa chilena que vive actualmente en Londres. Revista Theatre Bear Down. 

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