ENTREVISTA A ARMANDO ARTEAGA:
LA ESCENOGRAFÍA TEATRAL COMO UNA EXPERIENCIA ICÁSTICA (1)
Por Nuria Gómez de la Torre*
Gómez de
la Torre: ¿Cómo
empezó en usted este tema de la escenografía teatral?
Arteaga: Empezó como una tarea
complementaria al desarrollo de mis estudios de arquitectura, y más tarde se hizo algo
vital en el trabajo practico de la arquitectura. Resulta que un día de esos tiempos
inquietos, posiblemente el año 72, Hugo
Salazar del Alcázar (amigo, poeta, que estudiaba arquitectura como yo) me pidió que
hiciera una conferencia para sus alumnos y compañeros de un taller de arquitectura de la Universidad Ricardo Palma. Para
suerte nuestra, en ese taller había un grupo muy interesado en
los temas del teatro, del espacio teatral.
Habían estudiado muy bien los aportes de La Bauhaus, y ya estaban
leyendo a Brecht y a Piscator.
Me pidieron discutir la relación entre teatro y
política, pero desde la visión académica de la iconografía escenográfica y desde
nuestra perspectiva de estudiantes de arquitectura. Ellos tenían en ese momento
como referente bibliográfico el libro “Investigaciones sobre el espacio
escénico” de Juan Hormigón.
“Lazarus
Laughed” de O´Neill/ Boceto de Armando Arteaga
Todos allí éramos estudiantes
de arquitectura de la UNI, de la Ricardo Palma, de la UNSA… pero también
habíamos pasado por la experiencia de lo teatral.
Yo había estudiado en el Club de Teatro de Lima (cuando quedaba en el sótano del cine Le Paris, en la Colmena) con Reynaldo D´Amore, un maestro de primera, director y
actor argentino venido desde la
experiencia de los tiempos teatrales de Sebastián Salazar Bondy, de la apertura
de la agrupación Espacio, y del social progresismo. Había puesto obras importantes con el Teatro Hebraica, además
era un seguidor y divulgador de las ideas de Stanivlaski. Toda esa experiencia
mía fuera de la universidad, se complementaba con mi otra experiencia en la
FAUA del TUNI, “algo brechtiana”, debida al
“distanciamiento brechtiano” que enseñaba
Atahualpa del Cioppo. Por mi participación estudiantil, de asistencia teatral, con el maestro uruguayo, que era un vanguardista
nato, había puesto en escena en una carpa de circo en la Concha Acústica del Campo
de Marte, "Ubú Rey", la obra de Alfred Jarry.
Gómez de la Torre: ¿Entonces su experiencia viene del teatro
universitario?
Arteaga: Se podría decir que sí.
Aunque yo ya tenia otras inquietudes; en ese momento andaba más interesado por el cine, pero Hugo
Salazar del Alcázar, que era muy amigo mío, un joven muy inteligente y de una
cultura amplísima, me convenció de seguir juntándonos para hablar de “espacio
teatral”. Tuvimos muchas reuniones de café y tertulias
literarias donde siempre estaba presente nuestro interés por el espacio
escénico; así que, siempre que podíamos nos juntábamos para retomar este tema
de la problemática de la escenografía teatral, aunque lo cierto fue que terminamos haciendo revistas de arquitectura y de literatura
“Los Ruperto” de
Juan Rivera Saavedra/ Boceto de Armando Arteaga
También recuerdo
esos tiempos con Wiley Ludeña, otro amigo importante de aquellas hazañas de
estudiantes. El grupo de Hugo y Wiley, donde
también solía activar y aparecer ciertas tardes Percy Valencia (con Eduardo de Piérola
hicieron la escenografía de “Cuanto cuesta el hierro”, una obra de Brecht, que
dirigió Arturo Nolte, con el TUNI), tenía una experiencia muy amplia. Habían
participado en un encuentro teatral con campesinos en Andahuaylas, así que
ellos dominaban el tema del teatro como un problema didáctico.
“La Orestia” de
Esquilo/ boceto de Armando Arteaga
Gómez de la Torre: La tendencia viene entonces específicamente
de un grupo de estudiantes de arquitectura que estaban interesados por los
problemas del “espacio teatral”, en un momento de conflictos sociales en el
país.
Arteaga: Claro, era algo
demasiado académico, pero todos teníamos practica política, por nuestra
cultura, éramos inquietos porque creíamos que la arquitectura era una
ciencia social, o una técnica (de carácter social). De eso habla en su libro "Arquitectura para una ciudad fragmentada", Elio Martucelli, quien ha dedicado unas páginas a la revista
Tramma, que era de asuntos de arquitectura y urbanismo. Hugo y yo estábamos interesados en temas más específicos como el teatro y el cine, por lo que ambos
terminamos haciendo critica teatral y critica de cine en periódicos y
revistas. Teníamos capacidad para lo del espacio teatral, éramos geómetras,
manejábamos el dibujo y la perspectiva, el diseño, la geometría descriptiva... pero nos
faltaba tiempo para ponernos a hacer cosas especificas, éramos dispersos también,
pero en fin, de allí viene esa parte dedicada
por nosotros al interés por el teatro, y la escenografía teatral.
Gómez de la Torre: Y resultó estudiando en el Seminario de
Saulo Benavente nada menos…
Arteaga: Fue algo de
juego lúdico, del destino. Un día se
aparece Hugo Salazar del Alcázar muy agitado, por los pasadizos de la Facultad y me dice "mañana tenemos una reunión con Silmel Siqueira en El Haití de
Miraflores"... iba a poner en escena
“Muerte y Vida Severina” de Joao Cabral
de Melo Neto. Resulta que Pablo Fernández le había hablado de nosotros dos para
ayudarle a armar la escenografía y las luces
para su obra. Pablo Fernández estaba agradecido de la ayuda que le habíamos
dado para realizar su escenografía de “Raíces” (de Wesker) en la AAA. De allí, del Haití, nos fuimos a tomar unos vinos a la casa de
Hugo Salazar del Alcazar. La verdad que Silmel era un personaje que hablaba con
una pasión increíble sobre la escenografía, entonces
nos unimos a Marco Leclere para hacer unas maquetas. La cosa resultó más
fácil a partir de esa experiencia.
Años más tarde Norberto Testa, un amigo argentino, me contactó con Saulo Benavente para ir a su "Seminario de Escenografía" en la
Universidad de Costa Rica, en 1981. Fue así que
empecé a tomar el tema de la escenografía como algo serio, resultando ser en
lo personal, algo contradictorio entre
arquitectura y teatro. Saulo ya era una leyenda de la escenografía argentina, y
yo (había hecho un curso de dramaturgia
con Vicente Leñero en la Universidad Autónoma de Puebla), ya escribía crítica
de cine. La experiencia me resultó un paso importante,
no necesariamente un paso más en la vida.
Después de ese
encuentro del Seminario con Saulo Benavente, la cosa fue diferente, me di cuenta
que podía hacer algo mayor a pesar de que los grupos teatrales peruanos le corrían
al tema del espacio escénico. Estaban muy imbuidos en el “teatro laboratorio” de
Grotowsky, y eso impedía un dialogo sobre espacio teatral. Yo tiré una patada al tablero, me aislé (con
respecto a la actividad teatral limeña), me dediqué más a la critica
cinematográfica, lo que al final fue una actividad solitaria, tomada de vez en
cuando.
Muchas veces le mostré
mis bocetos a Hugo, y en él había entusiasmo, hasta hablamos de hacer una exposición
colectiva, pero eso no se realizó nunca. Aunque, después, con ITI-UNESCO de Eduardo Navarro, me puse a enseñar, a dar lecciones de
escenografía teatral. Pero pronto vino el apagón cultural de Sendero y la dictadura
de Fujimori, y todo se opacó de nuevo, en
blanco y negro: quedó como algo inconcluso esa falta de color, de iluminación
para el teatro peruano. Era imposible hablar de arquitectura de “instalaciones efímeras” en ese momento, cuando mi
entusiasmo volvía a poner los ojos en el
teatro, para hacer escenografía con más profesionalismo. Aunque siempre he realizado esporádicamente, trabajos para algunos amigos y productoras.
”Amor, Gran Laberinto” de Sebastián
Salazar Bondy/Detalle de boceto de Armando Arteaga
Gómez de la Torre: ¿De qué tendencias del mundo académico se siente Ud. más
cercano?
Arteaga: No creas que todo era así
tan político y social, también nos gustaba la parte formal, tomábamos con mucha
admiración “Los fundamentos del diseño” de Robert Guillam Scott. Para nosotros
el diseño era lo más importante. Antes que lo que te pueda dar la realidad,
todo se transformaba a través del
diseño, esa era nuestra herramienta, por eso, en lo que hemos visto en bocetos,
en maquetas, en fotografías, y en “mise in scene” de obras teatrales, en el caso peruano, donde se dan muchas
limitaciones para explicar el proceso histórico de la escenografía (no existen
casi archivos), me gustan los aportes de
Santiago Ontañón, Alberto Terry,
Santiago Escomel, Remberto Latorre, Marco Leclere, Ricardo Greco,
Marcelo Damonte, E.Baananate, Virgilio Velásquez, Luis La Roca, Alberto Yauri,
Pablo Fernández, Carlos Padilla, Jorge Guerra, Jorge Málaga, Pepe Corzo,
Milagros Ponce de León, Mario Ráez, y Carlos Mesta. Tal vez estoy olvidando algunos nombres. Algunos
pintores que se han acercado a la escenografía teatral son José Sabogal, Víctor
Delfín, Carlos Aitor Castillo, y Francisco Izquierdo López, Julio Camino Sánchez, mi profesor del colegio. También recuerdo al arquitecto Victor Pimentel y a Carlos Bernasconi, mis profesores en la Facultad de Arquitectura, al maestro pintor Manuel Ugarte Eléspuru. Siempre que puedo vuelvo al tema del diseño
escenográfico. Este año hice un curso
de iluminación con el profesor argentino
Facundo Estol en la PUCP, fue muy interesante volver a tomar café con
jóvenes que estudian escenografía, aunque las cosas han cambiada mucho. Hoy con
los aportes de la tecnología, hay más tiempo para la especulación y para
obtener mejores resultados en cualquier proyecto.
(1) Armando Arteaga, es arquitecto, periodista y escritor.
ESTUDIOS
Realizó
estudios de Arquitectura, Urbanismo y
Artes en la Universidad Nacional de Ingeniería-Lima (UNI). Participó en el Teatro Universitario de la UNI
(TUNI) como ayudante de director de escena con Atahualpa del Cioppo; y como
diseñador de bocetos y maquetas con Marco Leclere en el Teatro de la
Universidad Católica (TUC-PUCP). Estudió en el Club de Teatro de Lima con Reynaldo D´Amore, y con el Grupo
“Histrión” con Sergio Arrau. Estudió
cinematografía con Armando Robles Godoy. Estudió en el Taller de Dibujo de
Cristina Gálvez. Estudió literatura
dramática con el maestro Vicente Leñero (Universidad Autónoma de
Puebla-México). Estudió escenografía y
tramoya teatral en ENSAD (Escuela Nacional Superior de Arte Dramático) con el
profesor Remberto La Torre.
TRABAJOS
Trabajó como
voluntario bibliotecario e investigador revisando el archivo del profesor Guillermo Ugarte Chamorro en el TUSM (Teatro
Universitario de San Marcos). Profesor
de maquetas, diseño grafico, luminotecnia y acústica, y de planificación regional, en la FAUA-UNI-IDESUNI (Universidad Nacional
de Ingeniería). Ha participado en la puesta en escena de diversas obras
teatrales, y en la dirección de cortometrajes y documentales. Ha dictado cursos, conferencias y recitales en
diversas universidades e instituciones culturales. Ha publicado libros y artículos literarios en diversos periódicos
del país y el extranjero, lo mismo que en
múltiples blogs en varios idiomas. Ha sido profesor de “Escenografía
Teatral” en Instituto Internacional de
Teatro (ITI-UNESCO), y profesor
visitante del curso “Espacio Escénico”
en la Universidad Antenor Orrego (Trujillo),
en la Universidad Nacional del Centro (Huancayo), y en la Universidad de
Palermo (Buenos Aires-Argentina). Ha
participado invitado como critico de cine y teatro en varios festivales de cine
y teatro (nacionales e
internacionales). Es editor de la revista Cine indígena Cuaderno
de Temas Audio-Visuales.
PUESTA
EN ESCENA DE OBRAS
Ha realizado
bocetos, maquetas, planos, asesoría en decoraciones y realizaciones pictóricas en obras teatrales, entre otras:
1976 El Fantoche
Lusitano
1980 Antígona
1982 La Celestina
1994 La vida es
sueño
2001 Casa de
muñecas
2004 Woyzeck
2010 La casa de
Bernarda Alba
“Esa luna que empieza” de Percy Gibson Parra/ Boceto Armando Arteaga
*Periodista y escenografa chilena que vive actualmente en Londres. Revista Theatre Bear Down.