En la siguiente colaboración hablaré del filósofo esloveno Slavoj Žižek, que como sabemos tiene escritos en diversos matices y enfoques, como la filosofía del psicoanálisis, la sociología, la comunicación, el cine, etc., pero esta vez me enfocaré a economía política.
En su texto Dije economía política, estúpido dice que se está viviendo una despolitización, y para profundizarlo se remonta a dos películas inglesas, una se titula Tocando al viento (Brassed off), y la otra Todo o nada (The Full Monthy). La primera manifiesta una forma vacía de fidelidad al contenido perdido manifestada en la insistencia, y la segunda la renuncia heroica, estas son las dos maneras de enfrentarse a esta pérdida de la política.
Una de las características más representativas de esta era “pospolítica” o “fin de las ideologías” es la despolitizacion radical de la esfera de la economía, es decir que el modo en que la economía funciona funge como un simple dato del estado de cosas. En la medida en que este fenómeno se acepte “todas las discusiones sobre la ciudadanía activa y sobre los debates públicos de donde deberían surgir las decisiones colectivas seguirán limitadas a cuestiones ´culturales´ de diferencias religiosas, sexuales o étnicas —es decir, diferencias de estilos de vida— y no tendrán incidencia real en el nivel donde se toman las decisiones de largo plazo que nos afectan a todos”[1]. La única manera de crear una sociedad donde las decisiones de largo plazo salgan de debates públicos que involucren a todos los interesados es poner un límite radical a la libertad del capital, es decir, subordinar el proceso de producción al control social, la repolitización radical de la economía.
Dentro de esta politización se ve una liberación de terrenos anteriormente considerados apolíticos, tales como el feminismo, las políticas de género, la ecología, problemas de minorías étnicas, etc. “El hecho de que estos problemas no sólo hayan sido percibidos como intrínsecamente políticos sino que hayan dado a luz a nuevas formas de subjetivación política rediseñó todo nuestro paisaje político y cultural”[2].
Žižek afirma a la vez que la despolitización de la economía ha generado el populismo de una nueva derecha, con una ideología basada en la moral de la mayoría, que es “el principal obstáculo para la satisfacción de las numerosas demandas (feministas, ecológicas…) en las que se centran las formas posmodernas de subjetivación política”[3]. Es por eso que predica un retorno a la primacía de la economía, no para eliminar los problemas que las formas posmodernas de politización han planteado, sino más bien para crear las condiciones de la más efectiva satisfacción de las demandas feministas, ecológicas, etc.
Žižek plantea que un indicador de la necesidad de algún tipo de politización de la economía es la concentración casi monopólica del poder en manos de un solo individuo o corporación, poniendo como ejemplo a Bill Gates y su empresa Microsoft, ya que si llegaran a producir un equipo que unifique varios medios de comunicación en uno, combinando las características de la televisión, computadora interactiva, teléfono, equipo de audio y video, y además, sea el dueño casi monopólico de ese medio universal, controlando su lenguaje y su aplicación, será una situación absurda, en la que esta empresa, libre de todo control público, puede ser más poderosa que el gobierno, dominando la estructura de nuestra comunicación básica.
El autor menciona que un temor del capitalismo occidental es que otra nación o grupo étnico derrote al Occidente en sus propios términos capitalistas, “combinando la productividad del capitalismo con alguna clase de hábitos sociales extraños a nosotros, occidentales”[4]. Por ejemplo, en los años setenta el país de temor y fascinación era Japón, pero actualmente la atención se centra cada vez más en China, ya que está en calidad de superpotencia en la medida que combina el capitalismo con la estructura política comunista[5].
Pero a pesar de esto, según Žižek, contra estos temores, cabe enfatizar que China, tarde o temprano, pagará el precio de su desarrollo capitalista con nuevas formas de tensión e inestabilidad social, ya que el combinar el capitalismo con la ética comunitaria asiática cerrada está condenada a explotar. Es por ello que se puede reafirmar la vieja fórmula marxista que dice que el límite del capitalismo es el propio capital, ya que cuando el capital no encuentre fuera de sí ningún contenido sustancial de que alimentarse, su proceso desembocará en algún tipo de implosión, porque cuando el círculo se cierra, y “la reflexividad se vuelve completamente universal, es el sistema entero el que está amenazado”[6].
Fuentes.
Žižek Slavoj, Dije economía política, estúpido, Extraído de The Ticklish Subject (Londres, Verso, 1999), publicado por Página/30 Nro 118, Mayo 2000, [en línea]: http://caosmosis.acracia.net/?p=929, consultado el 22 de febrero del 2011.
Žižek Slavoj, Multiculturalismo o la lógica cultural del capitalismo multinacional, Biblioteca Virtual de Ciencias Sociale, [en línea]: http://caosmosis.acracia.net/wp-content/uploads/2008/07/zizek_multiculturalismo.pdf, consultado el 22 de febrero del 2011.
[1] Žižek Slavoj, "Dije economía política, estúpido", Extraído de The Ticklish Subject (Londres, Verso, 1999), publicado por Página/30 Nro 118, Mayo 2000, [en línea]: http://caosmosis.acracia.net/?p=929, consultado el 22 de febrero del 2011.
[2] Ídem.
[3] Ídem.
[4] Ídem.
[6] Ídem.
Posted 22nd February by lucho
Labels: Slavoj Žižek filosofía política
No comments:
Post a Comment