PREMIO ANACONDA 2011:
EL FESTIVAL DE CINE Y VIDEO INDÍGENA Y AFRODESCENDIENTE
Por Armando Arteaga
De gran nivel (técnico y artístico) han sido las propuestas audiovisuales que han resultado finalistas y seleccionadas, como expresiones representativas y sobresalientes, de cine y video indígena-afrodescendiente, que se han presentado a esta sexta edición del “Premio Anaconda-La imagen de todos los pueblos”. Un gran festival de imágenes donde la participación directa de los representantes de las más diversas poblaciones indígenas y las comunidades afrodescendientes, han expresado un muestrario de nuestra diversa interculturalidad.
La convocatoria a esta muestra de cine y video, lanzada por la Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas-CLACPI, Fundación PRAIA, Chirapaq-Centro de Culturas Indígenas del Perú, y la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana-AIDESEP con el apoyo de AECID y la Comunidad Andina, ha dado resultados valiosos que enaltecen la participación creativa de cineastas, videastas, colectivos sociales y productoras independientes, que expresan sinceramente toda la diversidad cultural de los pueblos indígenas y afrodescendientes, siendo la producción audiovisual un instrumento importante de comunicación donde se fomenta una expresión sincera, la búsqueda de soluciones directas a los problemas que agobian a sus poblaciones, así como el verdadero reconocimiento a la diversidad cultural y la defensa de sus derechos sociales y ciudadanos.
La muestra que ha reunido el Premio Anaconda 2011, ha tenido la participación directa de los representantes de las diversas poblaciones indígenas y de las comunidades afrodescendientes en su exhibición itinerante por diversos países latinoamericanos, lo mismo que por el interior de las más diversas regiones de nuestro país. Han ido decantando, calificando y definiendo, a los ganadores de este Premio Anaconda 2011, en las mismas poblaciones donde se han exhibido previamente las diversas películas y videos.
La muestra ha sido muy diversa y múltiple: ficciones, documentales y pura creación experimental, en los formatos: cortos y largometrajes. La temática, también diversa, donde sobresale una actitud lírica y trágica ante la vida misma de nuestras poblaciones indígenas y afrodescendientes, algunas con un expresionismo lleno de belleza plástica, otros con rasgos realistas de violencia social, y sobretodo: sobriedad expresiva, que hacen y le dan a este cine indígena y afrodescendiente un tono de cierta madurez y de vanguardismo en otros casos.
Desde los tiempos iníciales de este cine indigenista y afrodescendiente, se adoptó una “visión antropológica” de ruptura como es el caso de los orígenes del "cinema novo" brasileño; en otras películas predominó la línea de las tradiciones, el folklore y la religiosidad: que se dio en el cine boliviano de Jorge Ruiz (“Vuelve Sebastiana” es la primera película de corte indigenista protagonizada por los campesinos chipayas), y los aportes inolvidables del maestro Jorge Sajinés al explorar la mirada telúrica y la taciturnidad del campesino aymara en “Ukamau” y “Yawar Mallku”; la experiencia mexicana de Luis Alcoriza en “Cada vez más lejos”: indagando sobre las costumbres de los tarahumaras, grupo indígena de Chihuahua; y en nuestro caso, en nuestro país: la incidencia cinematográfica de Manuel Chambi en “Kukulí” y la escuela cusqueña. El cine indigenista se ha fortalecido mucho con el aporte del trabajo colectivo actual. Y, sorprende también, el aporte de la cultura afrodescendiente en el cine que ha dado últimamente un salto cualitativo.
Veamos, una contribución decisiva son los largometrajes de denuncia social, tal el caso de “El oro o la vida” (Guatemala) que argumenta acerca de la invasión que sufren varios pueblos centroamericanos por la empresa minera trasnacional Goldcorp. En esta misma línea, de denuncia social, este documental “Intervención, agresión y secuestro” (Bolivia) que participa desde una visión “realista” en la marcha por el territorio y la dignidad de los pueblos indígenas de tierras bajas y altas del Beni representados por la Confederación de Pueblos indígenas del Oriente Boliviano. En este mismo esquema “neo-realista”, pero que es un asunto de ficción está el filme “Sirionó” (Bolivia) que describe las contradicciones de las vicisitudes de un profesor “ideologizado” que no entiende los rigores del proceso educativo intercultural por tener una actitud etnocéntrica. La aportación de “Travesía del Chumpi” (Perú) es decisiva para imponer un lenguaje dramático decisivo, el filme narra las peripecias de los pobladores de Chicherta (una comunidad achuar) para proteger su santuario secreto y sagrado de la presencia de las empresas petroleras depredadoras y contaminadoras del medio ambiente.
Otra mirada absolutamente diversa es el aporte de los pueblos afrodescendientes. Investigando sobre “interioridades” humanas: “Soy afro” (Bolivia) de Mauricio Ovano de la Quintana, busca definir una identidad inmediata. El documental “Sueños en la frontera” (de Edinés Silva de Araujo-Brasil) nos muestra la odisea de migrantes haitianos en los límites de Iñapari, en la frontera tripartita entre Brasil, Bolivia y Perú: ciudadanos afrodescendientes que esperan cruzar fronteras en busca de un mundo mejor, huyen de la penuria del último terremoto en Haití. De un lenguaje sincero que oscila entre la realidad y la ficción está “Los caminos del grupo Elegguá” (Venezuela), grupo de mujeres de Tapipa que llega a ser el famoso grupo de música afrovenezolana.
En los documentales de cortometraje destacan: “Huarpes en su propia voz” (Argentina): el viaje de una niña de Mendoza explorando las bondades de la naturaleza y la sabiduría popular; en “Mu drua, mi tierra” (Colombia): narra las vivencias y costumbres de Mileidy, indígena embera katio; en “El canto de jaibana” (Colombia), el rescate de la medicina tradicional desde la mentalidad propia de los “jais” o espíritus.
Debo destacar también, el esfuerzo en algunos de estos documentales y filmes por mostrar una gramática propia, tal el caso de cortos como en “Don Severo del Puente” (Bolivia),buscando voz propia; en “Txêjkho Kham Mby – Mujeres guerreras” (Brasil) que narra un mito kisêdjê de una pasión incestuosa entre dos hermanos y una bella muchacha que desencadena una actividad beligerante y guerrera; y por ultimo, en “Desterro Guarani” (Brasil), para mi gusto el más avanzado de todos los trabajos presentados, una reflexión histórica de los Mbyá-Guaraní que van siendo despojados de su tierra, donde el cine indígena hace “entrismo” al cine occidental hollywoodense recopilando escenas del famoso filme “La misión”, donde actuó Robert de Niro.
Hay mucho que ver, y hablar, de esta muestra de la sexta edición del “Premio Anaconda-La imagen de todos los pueblos”: documentales y filmes llenos de increíbles imágenes donde sobresale la belleza del misterio de la tierra y los seres vivientes, que expresa la vida misma llevada de las poblaciones indígenas y las afrodescendientes a la gran pantalla de la comunicación.