Thursday, September 21, 2006

EL "SACROSANTO PASOLINI" DE RIBOTY/ ARMANDO ARTEAGA

Crítica de teatro
EL “SACROSANTO PASOLINI” DE RIBOTY*


Por Armando Arteaga

La puesta en escena de esta nueva pieza teatral de Cuatrotablas asumida con el nombre de “Sacrosanto Pasolini”, en la dirección, dramaturgia y actuación de Carlos Riboty, y supervisada por Mario Delgado, ha sido un feliz reencuentro con el poeta de “Las cenizas de Gramsci”.
 

Pasolini: poeta, novelista, ensayista, periodista y cineasta (una de las más grandes figuras del neo-realismo italiano), asesinado en una escandalosa escaramuza tercermundista como la propia obra de Riboty lo reconoce.

La “mise in scene” de Riboty toma en mano todas las herramientas del teatro vanguardista de Grotowski y Barba, que Cuatrotablas durante más de tres décadas ha venido haciendo gala. Ese aporte es uno de sus grandes meritos, haber podido traducir toda la paráfrasis literaria y fílmica de Pasolini ubicándolo con cierta naturalidad teatral en nuestro contexto local -latinoamericano y peruano-.
Para este objetivo Riboty ha dividido la obra en cinco secuencias muy dinámicas todas ellas. Apoyadas por el recurso de las canciones populares de Domenico Modugno, propiciando la significación directa de estos “hits” discográficos en el “texto” elaborado por Riboty, que logra acertadamente una osmosis poética entre un vals peruano y “L´immensitá”, por ejemplo. Pero va más allá, buscando también la comprensión para el publico más joven y desinformado de las primicias del Festival de la Canción de San Remo, con la “nueva” canción de Fito Páez, o el poema “el río” de Javier Heraud, que es un acto premonitorio sobre el sentido trágico de la muerte. Anunciación de cierto malestar que abre la secuencia final de la obra: “La Bienvenida del Poeta al Cementerio de la Buena Muerte”. Escena final donde destaca la asistencia lumínica de Hugo “El Pulpo” Zavala.

La obra tiene un desarrollo permanente de exaltación por el aporte de Pasolini, aunque no lo sigue en la secuencia vivencial de algunas de sus obras supremas como “Teorema” o “Muchachos de la calle”, donde resalta las intenciones existenciales de su poesía urbana. Aunque si hay una aproximación a los textos de “La pasión según San Mateo” en “Jesusito Pasolini”.

La actuación de José Infante, Wady Fulton, Sonia Franco, Pilar Ochoa y Miriam Fonseca resulta amena y muy sincronizada. Levanta mucho la acción dramatica cuando inteviene Riboty en la actuación, con esa capa de recursos gutemberianos, adornada de las atorrantes noticias de los periódicos y revistas del “jet set” europeo que contrastan con las horripilantes del tercer mundo, y el enorme paraguas chino pintado de rojo que exalta la pasión desenfrenada de Pasolini, por la trascendencia espiritual del hombre frente a Dios, a pesar de su ortodoxia: marxista y cristiana.

Pasolini siempre fue contradictorio. El “Sacrosanto Pasolini” de Riboty, no deja de ser también contradictorio como fue la vida de este poeta y cineasta, de una visión anarquista donde se exaltaba lo popular.
Un justo reconocimiento a la obra y trascendencia de Pasolini. Ha sido un merecido homenaje de Riboty a Pasolini: el más exaltado poeta de la “postmodernidad” de los 70.
Para este Pasolini del horror y de la belleza fílmica compulsiva, por su individual propuesta contestataria, y por su dura experiencia, un militante: de la belleza y de la justicia humana.



















*Temporada del 18-22 de Setiembre del 2006 en el Instituto Italiano de Cultura de Lima.


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