Wednesday, January 18, 2012

“EL BAILE” DE ETTORE SCOLA / Por Armando Arteaga

“EL BAILE”  DE ETTORE SCOLA  / Por Armando Arteaga

 Ettore Scola

“El Baile” de Ettore Scola es uno de los más grandes espectáculos expresionistas que se haya llevado al cine últimamente, muy cerca  -tal vez- de “Ensayo de Orquesta” de Federico Fellini.  En la pista de baile de un decrépito cabaret  varias parejas  -despreocupados seres inciertos y confusos- asumen casi con paroxismo  el baile que expresa cada época.  Paris permanece siempre como una escenografía poderosa y neurótica  en imágenes que llevan una innegable raigambre de expresionismo pictórico, mediocremente sórdido, y que nos recordaba por instantes esa escena del baile también entre Marlon Brando y María Schneider en “El ultimo tango…” de Bernardo Bertolucci.

“El baile” está vertebrado narrativamente en imágenes que se suceden cronológicamente, en una advertencia política referida a determinados acontecimientos históricos  franceses: la guerra y la ocupación alemana, el colonialismo francés en Argelia, la revuelta estudiantil de mayo del 68, los extremos más conflictivos  de la ciudad luz.  No hay diálogos, solo el fondo musical que se repite intencionalmente como algo innovador de ese continuo.  Del expresionismo de las imágenes, de ese baile que acaba proponiéndose como una interrogación para el espectador, de manera que jamás encuentra una palabra de comunicación, o de puente, donde una advierte en estos personajes su propio aniquilamiento dramático, clausurados como en el caso de “Woyzeck” de Georg Buchner, dando vueltas sin fin.


 “El baile” es un “apunte” inteligente de un director que congela el tiempo en el cine para hacernos reflexionar acerca de la falta de una ética contemporánea para leer la historia.  Nos recuerda algo muy serio,  y por supuesto,  muy sabido: que las guerras y las dictaduras no aparecen porque sí,  que son alentadas y reclamadas por unos individuos sin alternativas propias, y que no tienen consistencia política.  La falta de ética produce la fatalidad política.

En “El baile”  estos seres clausurados han caído en la tentación del escapismo, se someten al rebaño del mamporro musical que trae cualquier nuevo estruendoso acorde, ceden a la fácil tentación de la soledad, siguiendo el  carácter enfermizo de la personalidad melódica de cada época.


Scola que,  en “Nos habíamos amado tanto”, moviéndose aún en los esquemas del realismo cinematográfico había escudriñado la ilusión y la derrota de la generación de la segunda guerra, y que concedía importancia al tema de la agitación del cuerpo (como lenguaje), y que centraba toda la eficacia de sus imágenes en el “tiempo congelado” , en el “leitmotiv” del baile tanto visual como musical,  y que se refería siempre a la relación progresismo-reaccionarismo de la conducta política de sus personajes, y que consiguió escenas maestras para la historia del “neo-realismo” italiano, se ha convertido ahora en un cineasta pegadizo de partituras peligrosamente monotemáticas; pero eso no importa, no ha perdido esa originalidad que siempre lo caracterizó, lo encontramos ahora “subrayando” imágenes, identificando “música-acción”, logrando un acabado expresionista. Esa melosa partitura antipática del filme que persigue a los personajes del baile (siempre por todas las épocas), tiene mucho de asfixia, de nausea sartreana.

Entre “Nos habíamos amado tanto” y “El baile”, nos quedamos con la primera, pues, la última nos ha resultado un tanto depresiva y admirablemente mórbida.

Diario "Expreso": 06-08-1984.


“El Baile” de Ettore Scola


1 comment:

Vladimir Herrera said...

Para mi gusto son más importantes Feos,sucios y malvados y La Nuit de Varennes.Y no debiéramos olvidar que Scola siempre fue comunista tanto así como destroza a los intelectuales italianos en La Terraza. En aquella época Lalo Ascona le hacía los guiones sin firmar. Fueron años difíciles.Vladimir Herrera.